Pronunciaba suavemente algunas promesas
La insistencia en lugares recónditos
Que nadie conseguía encontrar
Suspendidas en la brisa lograban que no existiera
Como un grito de ayuda apagado
Por los sensacionalismos de la semana
Su imagen se desvanecia inefable entre una multitud obscena
Y a nadie le importaba su eterna orfandad
En silencio se quedaba muy quieto
Enhebrando lágrimas con lacónicos pentagramas
Escondiéndose de metáforas tristes que le vestirán
Sin querer entender que la soledad cava hondo, que no se da la vuelta